Girls just want my eyebrows!

Y claaaaro! Ahora el nene le tomo el gustito y nos empieza a atosigar con sus shouganai.
Bua… a ver, dale contá nomás, antes de que la tía N/N y yo nos arrepintamos…
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"...Girls just want my eyebrows..." (ritmo de Cindy Lauper)

Para los que no me conocen bien, les voy a contar un secreto.
Uno de mis mas grandes amores en la vida son los libros (aparte de la música, las ciencias, las chicas lindas y por supuesto, los chicos lindos).

En un completamente innegable acto de nobleza, me digné a acompañar a un amigo el cual esta haciendo su último esfuerzo como estudiante de secundaria para poder dar la materia "química" en la instancia a venir en marzo y poder así inclinarse de lleno hacia su estudio universitario, dirigido hacia la rama de "comercio Exterior". Nada que ver con la Química.

Así que ya sospecharan el gran esfuerzo que hace este ser humano para comprender una rama de la ciencia la cual nunca efectivizará en su vida. Pero esa son las injusticias del colegio secundario, tal como me pasó a mí en el momento en que mi querido Ex-profesor de Estados Contables (Materia "Contabilidad", no se por que cada establecimiento nombra a esta de una manera diferente) NO QUISO APROBARME en la instancia de Diciembre, dejándome así afuera de la inscripción que SI me interesaba, al contrario de su estúpida materia, en la Universidad de Buenos Aires.

EDIT: estuve a punto de escribir solamente la palabra mas sana que le dije en su VIEJA Y ARRUGADA CARA, pero ahora que lo pienso, pondría en peligro la continuidad del Blog, en el cual soy solo un Invitado.

Por supuesto, después de mi ataque a la moral del ANCIANO profesor, este se dignó a re-evaluarme y luego, me aprobó.

Volviendo al tema, durante todo el mes de Diciembre y principios de Enero, me dediqué a dar clases de Química a este querido amigo el cual a su vez, me pasaba facturas atrasadas del primer vencimiento por haberme dado clases de Contabilidad en dicho episodio con el ANCIANO profesor.

El problema surgió cuando, al momento de utilizar el libro de cátedra de la profesora de química, yo le brindé el mío, el cual era como una Biblia en Arial 48 en lugar del delgado libro. Es que en el momento de adquirir el mío, decidí por comprar la opción mas completa, la que me serviría luego para poder desarrollar un estudio universitario sobre el tema.

Pero esto no ayudó a mi amigo, por el contrario, lo abasteció de una serie de ejercicios diseñados creo yo, por y para el mismo Doctor Josef Mengele.

De esta forma mi amigo me pidió si no lo acompañaba hasta el famoso Parque Rivadavia para poder conseguir el libro delgado, el de los ejercicios fáciles.

Yo acepté sin pensarlo.

Decidimos encontrarnos en la entrada a la feria de libros sobre la Avenida Rivadavia, la cual estaba mas cerca de los puestos donde se ofrecían textos secundarios como los que necesitábamos. De nada nos servia conseguir un juego de Playstation o Una revista vieja, articulos que suelen encontrarse en el mismo lugar.

Una vez que nos encontramos, decidimos separarnos para poder hacer una búsqueda intensiva del libro.

Terminamos sin encontrarlo, pero el hecho de la jornada sucedió en el momento en que yo fui a preguntar a uno de los puestos.

Me acerque con toda serenidad al puesto atendido por dos mujeres. Carteles de "textos primarios, secundario, universitario" adornaban el stand de una forma rustica pero original.

Me saco los lentes de sol para poder dirigirme a los ojos de la mujer que me ve interesado en su mercancía y le pregunto:

-Disculpa, estaba buscando Química Orgánica 3 de René César Magneti, lo tenes?-

La mujer piensa y se dirige al fondo del puesto. Luego de un rato, vuelve a salir con las manos vacias y una mirada de decepción.

-No, no lo tengo ese-

Yo, ya a esa instancia acostumbrado a la respuesta negativa a la petición del tesoro perdido, le doy las gracias y atino a irme, cuando la otra mujer (la cual me estuvo mirando todo el tiempo sin que yo lo notase) me dice:

-Me encanta como tenes las cejas depiladas, ¿Por qué a mí no me quedan así? Es que yo casi no tengo cejas, vos tenes más…-

De nuevo, la sensación del episodio de La Vieja y El Perro vuelve a mí, quedándome un segundo tildado cuan pinball zamarreado, con una sonrisa en el rostro y sin entender, hasta que pude recuperar el habla y le digo.

-Jajaja, gracias. Todas me dicen lo mismo-

Dandy!! Saliste de la situación como un campeón!

La mujer se queda mirándome, mientras me iba, con el rostro de un niño que observa un juguete sin poder poseerlo, como con una pizca de rendimiento y yo, muerto de risa por dentro, pensé un momento en girar sobre mis pasos y decirle simplemente:

-Shouganai!-

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