Crónicas Citizeneanas III: Summer Bloody Summer


Lunes 4 de Enero.
Primer día laboral luego de las festividades de Año Nuevo, y nuestro jefe llegó más alterado que de costumbre.

Ayer (Martes), nuestro jefe parecía haber alcanzado un nivel aún más alto de psicopatía. Pasó todo el día peleando y gritándole a cualquiera que se le cruzara. Se las ingenió para generar problemas donde no había, y cada 5 minutos alguien era arrastrado en su torbellino de tergiversación de palabras y hechos.

Ayer, la sensación térmica llegó a los 36 ºC.
La mitad de los empleados alegaban que era la razón por la cual nuestro jefe estaba hecho una furia.
La otra mitad de los empleados alegábamos que era por culpa de la furia de nuestro jefe que el día se volviera un infierno.

Llegué a mi casa en piloto automático a causa del mix de altas temperaturas y tortura laboral, lo que me generó jaquecas, mareos, ganas de vomitar, chorros de transpiración y bajón de presión.
Ante la mirada atónita de mis gatos, revoleé el morral a través de la puerta de mi dormitorio, me interné en el baño, e hice terapia de ducha fría por… la verdad no sé cuanto tiempo estuve ahí.

Luego de mi terapia de ducha fría y alimentar a las pequeñas bestias, me preparé una leche chocolatada (si, con Nesquik!), agarré unas galletitas y me propuse terminar de quemar el poco seso que me quedaba mirando Tv, pero para mi sorpresa: Me habían cortado el cable. ¡HORROOOOR!

Consideré que este era el momento perfecto para empezar a leer ese libro de Sergey Lukianenko que hace rato vengo postergando.

Apropincuado en mi escritorio, con los cabellos revoloteando por el fresquito chiflete que emanaba del ventilador, me dispuse a leer y tomar mi chocolatada. Mientras me peleaba con mi gata que insistía en acostarse encima del libro que yo leía, y con mi gato que aprovechaba la distracción para tomar leche de mi vaso y robarme las galletitas, comencé a sentir un sospechoso olor a quemado… el ventilador empezó a hacer un traqueteo, y de repente… kaputt!

La situación no era taaan graaave, solo tenia que buscar el otro ventilador que estaba desarmado y perdido en algún lugar del lavadero, razón por la cual venia usando este que era medio viejito. Así que luego de luchar entre telas de arañas, y gatos metiches, cuya curiosidad entorpecía cualquier moviendo que quisiera hacer, finalmente encontré el Santo Grial.

Casi 1 hora me tomó armar el ventilador. Las pequeñas bestias, ó jugaban al fútbol con los tornillos, ó usaban la parrilla/rejilla del ventilador como “Taza Giratoria”, ¿Recuerdan ese juego en el que uno se mete en tazas gigantes que giran y giran, y siempre huelen a vómito?

Para cuando terminé de armar el ventilador, las tripas ya pedían comida nuevamente. Con el calor que hacia resolví hacer unos fideos y al carajo. Faltaba apenas un minutito para que estuvieran listos y… ¡SE CORTÓ LA LUZ!

Les aseguro que en la oscuridad los gatos no solo son pardos, también se multiplican. Por que no hay otra razón que explique el fenómeno de que solo 2 gatos me hayan hecho tropezar veinte veces mientras buscaba las velas, que por obra de Murphy no encontraba.

Y mientras tropezaba con 40 gatos y prendía velas, recordé que todavía no había sacado los fideos del fuego… AAAAAAARRRGGGGGGGGHHHH!!!!!!!

Terminé cenando unos asquerosos spaguetti a la luz de las velas, torturado por 2 gatos que insistían en jugar con las llamitas, y lamer el queso que le había puesto al pegote de fideos.

Ayer, fué un día muy-muy largo, hacia mucho calor, no había luz, así que a las 11pm ya estaba acostado. Eso, para mi es temprano.

La luz finalmente volvió a la 1.20am, lo se bien no solo por que se prendieron todas las luces de la casa y me tuve que levantar a apagar todo, sino también por que aun no me había podido dormir a causa del insoportable calor.
A los 15 minutos de que volvieran la luz, ¡Se volvió a cortar!

Me desperté mareado, con dolor de cabeza y transpirado hasta las pestañas, como una resaca pero sin el divertimento que la produce. Traté de divisar la hora en el reloj del equipo de música… NADA ¡Todavía no tenía luz!
Busqué el reloj sobre la mesa de luz pero solo encontré algo peludo con hocico. Me levanté tambaleando y divisé la hora en el reloj de la cocina: 6.05am… Me metí en el baño y otra vez hice terapia de ducha fría, lo cual no le hizo nada bien a la contractura que me atravesaba el cuello y la espalda.

Sin embargo, hoy fue la primera vez en mucho tiempo que pude desayunar tranquilo en mi casa, y hasta llegué 20minutos antes al trabajo!

Pero claro, por llegar más temprano me crucé con mi jefe quien también estaba llegando, y sin preámbulos me empezó a bombardear con preguntas sobre todo lo programado para el día, charla que se transformó rápidamente en monólogo cuando yo enfilé hacia mi oficina y el siguió hablando solo en dirección opuesta.

Hoy, a pesar de que el clima nos dió un respiro, e irónicamente mi jefe también bajó un poco las revoluciones; vuelvo a confirmar que ODIO EL VERANO.
Las torturas laborales ya son cosa de todos los días, y uno aprende a manejarlo. ¿Pero si a eso le sumamos el Verano?

El verano es mi enemigo, y no hay nada que pueda hacer para evitar los próximos meses plagados de mosquitos, gente sudorosa, maloliente y mostrando carnes que deberian ser ocultadas, los cortes de luz y las noches sin poder dormir por los ataques de calor y los bajones de presión causados por las altas temperaturas.

¿Y la luz? Pues no sé. Ya me voy a enterar cuando llegue a mi casa…


Odio el Verano

Yo odio el verano, y UD??!!