Penelope: El Patito Feo


Primero que nada, debería aclarar que no se nada de películas románticas. Nunca vi Pretty Woman, Bridges of Madison ó Bridget Jones… por citar algunas, y ni siquiera estoy seguro de que esas películas pertenezcan al género.

El punto es que un día, ó mejor dicho una noche, a raíz de lo que podría llamar “una serie de eventos desafortunados” (que ni pienso contar), me vi obligado a dejar de lado mi orgullo y principios.
Así fué como terminé frente a una gran pantalla de cine que en los siguientes minutos proyectaría “Penelope”, una película con un nombre tan poco prometedor, y que además me recordaba a aquella insoportable canción de Luis Miguel.

Al entrar en la sala y caminar entre las filas de butacas me sentía como un condenado a muerte. Confieso que hasta tuve la fantasía de que mi cuerpo sería víctima de la combustión espontánea, cual demonio al entrar en una iglesia.
Temiendo por mi vida y lo que resta de mi salud mental, me acurruqué rápidamente en posición fetal en la butaca y rogué:

• Que la siguiente hora y media pase lo mas rápido posible,
• Que se abra un agujero debajo de mi butaca y yo caiga justo en una sala que este proyectando G.I. Joe,
• No cruzarme con ningún conocido que pueda dar testimonio de mi presencia en ese lugar.

Pero esa noche me llevé varias sorpresas, a saber: no ardí en llamas, no se abrió ningún agujero en el suelo y no me crucé con nadie conocido; que de haber sido así, seguramente hubiera dicho que salía de ver Ice Age 3, antes de confesar que había visto una película romántica.

Sin embargo, la mayor sorpresa de todas fue sin dudas que la película no apestó ¡En serio! Además, estaba tan absorto rezongando, que no me percaté que Christina Ricci era la protagonista.

Y aquí abro un paréntesis para aclarar 3 cosas:
1- Me cuesta mucho tener una opinión objetiva cuando me refiero a Christina Ricci,
2- Compruebo demasiado a menudo, que aún la gente muy cercana a mi todavía no me conoce lo suficiente,
3- Teniendo en cuenta los dos puntos anteriores, si me hubieran dicho que Christina Ricci aparecía en la película, hubiese accedido a verla sin dar vueltas, y ahorrándome así muchas quejas, pataleos, criticas poco agraciadas respecto a los gustos personales de quienes ven películas románticas y fantasías de combustión espontánea.

Ahora, volvamos a la película.

Penelope es básicamente un “cuentos de hadas”, en el cual una bruja echa su maldición sobre los Wilhern, una familia de “alta sociedad”. La maldición supone que la primera niña que nazca en la familia tendrá cara de cerdo, y el hechizo solo puede romperlo el amor de alguien de “su propia clase” (suena un poco a Shrek, pero no va por ese lado).
Por varias generaciones solo han nacido varones en la familia, y la maldición se vuelve una vieja leyenda familiar, hasta que obviamente nace Penelope. Entonces, los Wilhern deciden recluir a su hija en la mansión, para protegerla del acoso de la prensa y las miradas prejuiciosas.

Es así como llegamos a la actualidad.
Aqui ya nos encontramos con una Penelope de 25 años, quien obligada por su madre, debe enfrentarse a una larga lista de pretendientes de “sangre azul”, o sea, candidatos para romper el hechizo, quienes en un principio se sienten atraídos por ella, pero terminan huyendo despavoridos o saltando por la ventana cuando ven a Penelope.

Y cuento hasta ahi, ya que a partir de este punto es donde la historia realmente comienza a desarrollarse.

La estética del film es simplemente maravillosa. La saturación de colores, los escenarios y hasta el vestuario recuerdan mucho al estilo de Tim Burton y a la serie Pushing Daisies.

Ya dije que soy poco objetivo al hablar de Christina Ricci, pero realmente creo que su trabajo es excelente.
¡Hay que bancarse toda una película con “esa cara”!.
Además, hay escenas en las que lleva la mitad del rostro tapado por una bufanda, entonces la interpretación se centra en su mirada y el lenguaje corporal.
Respecto a los actores secundarios, destaco a Peter Dinklage, que interpreta a Lemon, un periodista que acosa a Penelope desde su nacimiento. El resto de cast, se completa con muuuuuuchas caras conocidas y buenas actuaciones.

Penelope es predecible, sin dudas, pero tiene buenos toques de humor, aunque tampoco es que te caes de la butaca de la risa.
También podemos rescatar esa patadita a los dientes de los prejuiciosos, sobre los estándares de belleza que impone la sociedad, y la importancia de aprender a aceptar a la gente por lo que es, y no por lo que parece.

Así que, ¡Tu! Macho Alfa, si tu bruja te hincha las guindas para que veas con ella una película romanticona, pues dale el gusto, te aseguro que sobrevivirás a Penelope sin problemas.
Yo, Citizen X, soy prueba viviente de ello.



PD: Y a Christina Ricci, aun con la cara de cerdo, me la llevo a mi casa y no la suelto por nada.
¡Y me importa muy poco lo que piensen de mi!

2 x 1

Para todos aquellos queridos animalitos que, como a mi, les cuesta arrancar la semana, les dedico este post para empezar el Lunes con un poco de buen humor, pero un poco nomás, no sea cosa que se arme jolgorio por ahí en horario de oficina.
Bah, si quieren hacer quilombo en la oficina, háganlo... que se yo…

Volviendo al post.
Les dije que hoy sale 2x1. Primero, vamos a aprender un poco de alemán, en particular ese vocabulario que difícilmente veremos en clase. Y segundo, aprenderemos un poco de concientización y sentido común.

“10 Drogas que no se deben usar al conducir”


El día de La Marmota, Final

Previously en Shouganai: “El día de La Marmota

Si aun no han leído la 1º parte, pues les recomiendo que lo hagan.



¿Ya la leyeron? No les creo, pero prosigamos de todos modos…


La situación cobró mas sentido cuando hablamos con la recepcionista, quien nos contó “su lado” de la historia.

Resulta que la ‘señora’ se encontraba en la recepción hablando con uno de los gerentes (uno de los que SI VE).
Suena el conmutador, y ella como si nada atiende berreando un cortante: “¡¿SEEH?!”, luego cuelga y sigue su charla.
El gerente y la recepcionista se quedan atónitos, además hasta ese momento, la pobre chica no había tenido el placer de conocer a este personaje.

Al cabo de unos segundos, el conmutador vuelve a sonar, y La Gran Marmota le arrebata el teléfono sin dar tiempo a que la recepcionista pudiera hacer algo.
La escena se repite: “¡¿SEEH?!”, cuelga y sigue su charla.
Esta vez, ante la mirada pidiendo ayuda de la recepcionista, el gerente suelta la pregunta: ¿Y quien era?, pero La Gran Marmota seguía con su perorata (como verán jamás escucha lo que responde su interlocutor).

Otra vez suena el teléfono. La Marmota vuelve a atender. El gerente intenta tomar las riendas de la situación: “¿Pero quien es? ¡Deja que atienda Camila!”. Haciendo caso omiso a su interlocutor, cuelga y se va. El gerente y la recepcionista se quedan doblemente atónitos.

Ni que estuvieran endiabladamente sincronizados, el conmutador volvía a sonar exactamente cuando la Marmota regresaba a la recepción, y ella volvía atender, colgaba y se iba.

Imagínense, desde mi oficina fui testigo de una pequeña parte de la historia, pero la pobre recepcionista había sido, no solo testigo, sino VÍCTIMA de este monstruo voraz que crecía alrededor suyo, y le arrebataba los llamados uno tras otro, con un timing tan perfecto que ella no tenia oportunidad de salvar de las fauces de esta criatura al pobre infeliz que intentaba comunicarse con la empresa.

Ante la repetición de esta secuencia, la chica decide dejar su puesto para seguir a la Marmota y averiguar que hacía luego de colgar el teléfono.

La escena con la que se encontró Camila ya conocen.

Ahí estaba ella, La Gran Marmota parada frente a la aparatosa aparatosidad de la fotocopiadora.
Unos metros mas allá, Camila pudo ver a sus dos compañeros (Citizen X y Gladis) mirando la misma escena, desde la oficina ubicada al otro lado la habitación, coloradísimos intentando contener (en vano) las risas.

Entonces, La Marmota larga un bufido, toda fastidiada se mete en la oficina de su hermano (el Presi).

Gladis y yo nos reunimos con Camila, quien desbordaba desconcierto, tenia los ojos enormes y la boca trabada en una mueca, entre una casi sonrisa y un grito de horror.

Justo en ese instante escuchamos que el conmutador vuelve a sonar, y Camila sale disparada hacia la recepción.
Obviamente, Gladis y yo la seguimos, con el cacho de culebrón que estábamos presenciando ¡No nos íbamos a quedar con una historia a medias!

Camila respiró hondo, exhaló y atendió el teléfono…

Camila: Mahoma’s Mountain buenos taaardes… Si Señor… eehhh bueno hemos tenido un pequeño inconveniente con las líneas, le pido disculpas… por supuesto, aguarde un momento por favor…¡NO LO PUEDO CREER! ¡ROBERTO UD LA VIO! ¡UD VIO LO QUE HIZO!
Roberto (el gerente): ¿Y? ¿Quien era al final?
Gladis y Citizen: ¡Si! ¡Si! ¡Eso! ¡Queremos saber que paso!
Camila: ¡EL POBRE HOMBRE SOLO QUERIA MANDAR UN FAX!

Todos nos miramos en silencio. Desconcertados. Frunciendo nuestros ceños. Uniendo y asimilando los hechos.

Gladis : Ay… me muero… no me digas que….
Citizen: …queeeehhh…¿La Marmota pensó que el cacho de armatoste que tenemos como fotocopiadora era un fax?
Gladis : ¡SI! JAJAJAJAJAJA!!!!
Camila: ¡Es una mujer que viajó por todo el mundo! ¡No puede ser que no sepa diferenciar entre una fotocopiadora y un fax!
Roberto (el gerente): ¡Pero claro!… Bueno… no se... mmm… ¡Puede ser! Jajajajajajajaja!!!!

Por si no les quedó claro, repasemos….

1. Suena teléfono.
2. Marmota atiende.
3. Marmota cuelga.
4. Marmota se para al lado de la fotocopiadora.
5. Marmota se va.

Aun si omitimos el detalle de confundir un aparatoso armatoste fotocopiante con un fax, ¿Nunca se le cruzó por la cabeza que tal vez debía…?:

a. No atender el teléfono.
b. No colgar el teléfono.
c. Transferir la llamada a algún lado.
d. Presionar algún botón del teléfono que tenia delante, aunque sea, al azar.
e. Consultar al gerente enfrente de ella (la única persona en recepción que ella podía VER), que debía hacer si le pedían señal de fax.
f. Consultar al Presi (que ella puede VER), que debía hacer si le pedían señal de fax.
g. Presionar algún botón de la fotocopiadora que tenia delante, aunque sea, al azar.
h. Hacerse ver esa manía de atender todo teléfono que no sea el que lleva en su propia cartera.

Esta claro que opciones no le faltaban…

Ya se, ya se… ahora Uds dirán: “¡Que mala la actitud!”, “¡Que porquería de gente!”, “¡Estos jóvenes de hoy en día ya no tienen respeto!”, “¡Que pendejos de mierda!”, pero recordemos que…
ELLA NI SIQUIERA NOS VE.