Errores en la Matrix

¿Es el origen del pesimismo pensar demasiado en los efectos de toda causa?

La razón de este post era contar que a pesar de ser alguien que se la pasa analizando y cuestionando todo, tengo esos “episodios” en los que yo mismo me dedico un “Dude, ¡¿WTF?!”.
Obviamente cuando estaba en el colegio secundario mis “errores de la matrix” eran mucho mas recurrentes de los que puedo tener hoy en día.

A ver, revolvamos el archivo:

Expediente #00617F, Folio 29
Por muchos años fui fanático de Marilyn Manson. Fue así que un día me levanté con cejas, y para el final del día ya no estaban. No recuerdo exactamente cuanto tiempo tardaron en volver a crecer, pero lo cierto es no quise salir de mi casa, ni ver a mi a mis amigos, ni siquiera atendía el teléfono (ni que me pudieran ver a través de el) por miedo a que me pregunten el porque de mi repentina desaparición.

Expediente #00485B, Folio 12
Otro interesante episodio tuvo lugar en la época previa a mi fanatismo Mansoniano, en realidad fue mi fase intermedia entre el grunge y el gótico, y como no podía ser menos se me ocurrió la brillante idea de combinar ambos estilos… imagínense un típico adolescente desvaído con camisa escocesa y jeans rotos (ahí tienen el grunge), con borcegos de plataforma, cabello negro y laaargo, piel pálida con maquillaje aun más PALIDO, con los ojos y labios pintados de NEGRO… Jebussss… no puedo creer que haya tenido las pelotas para salir así a la calle… Porque así me fui a ver a una chica. LA CARA de la madre cuando me vió, IMPAGABLE. Esta bien, ya me conocía, había estado otras veces en su casa, sabia que iba al colegio con su hija, y blablabla, pero… creo que esa mujer era la Madre Teresa sin dudas, no encuentro otra explicación para que me haya permitido ver a su “retoño”, con quien, al poco tiempo, me fui a Bariloche de viaje de egresados, pero esa historia es para otro shouganai.

La verdad, me causa mucha curiosidad saber el porqué mi persona genera ese sentimiento de confianza, aun en mis peores momentos. En especial por que simultáneamente me han acusado muchas veces de tener cara de enojado todo el tiempo.

¿Por qué alguien se acercaría a un desconocido con cara de ojete con la cantidad de locos que andan sueltos?
¿Pensaran de mi “Ay pobrecito, estará perdido…”?
¿Será que tengo cara de “bueno”?
¿O tal vez cara de idiota, y por eso asumen que soy inofensivo?

Es un hecho que la gente, cuando me ve solo en la calle, viene y me habla.
Ya sea en una estación de tren, la parada de colectivos, la fila del banco, el supermercado… no falta quien, aun habiendo otras personas, elige preguntarme lo que sea a mi, y ni que hablar los que usan esa simple pregunta como excusa para entablar una conversación.

Si fuera peor persona de lo que ya soy, seguro usaría esto en mi beneficio… ¬ ¬ (…y conquistaría el Mundo! MUAJAJAJAJAJAJAJA!!!!)

Expediente #01395J, Folio 33
El otro día, cuando salí de la clase de Alemán, estaba yo esperando impaciente el colectivo que me devolviera a mi casa. Estaba muy malhumorado por que había visto como se iba uno justo unos segundos antes de que pudiera llegar a la parada. Para colmo de males, mi estomago jugaba a la batalla naval con el hambre, eran casi la 1.30pm y mi única ingesta de alimentos del día había sido a las 9am. No se ustedes, pero para mi organismo, 4 hrs y media es too much y me voy poniendo un “poquito” Hulk con cada minuto que pasa.

Ya en la parada, solo había una señora de unos 50 años. Conociendo mi suerte, mantuve las distancias, pero cuando se empezó sumar mas gente tuve que volver a mi lugar en la fila. Bah, no exactamente, por que en mi lugar se había apropincuado una joven señorita, pero no dije nada, ya que según mi teoría, la edad de la persona a mi lado es proporcional a la posibilidad de que me hable.

No había pasado un minuto de mi reubicación en la fila, y a pesar de que estaba la joven señorita entre nosotros, la señora se dió la vuelta y me miró, como perro que descubre carne en la bolsa de las compras. Evité el contacto visual con ella, y aproveché para rebuscar en mi morral la tarjeta para pagar el boleto, esa tarjeta que me trajo tantas alegrías y …

Citizen X: … (aarrrrffff!!! ¿Quién es el insolente que osa perturbar mi perturbación jalándome de la manga?)
Señora: Queriiido, ¿¿Esa es la tarjeta del 343??
Citizen X: (pero me cago en la gran…)… si… (no hacer contacto visual, no hacer contacto visual!!!)
Señora: Aaahhh… ¿Y donde la conseguiste?
Citizen X: … eehhmmm…(oohh Rey de los Goblins ¡Llévate a esta mujer!)
Joven Señorita: Yo la compré en un kiosco que esta a un par de cuadras de acá…
Señora: ¿Ah si? ¿Cuál?
Joven Señorita: Mire, tiene que hacer una cuadra para allá, después dobla a la derecha y ahí….

…y ahí la señora le dijo que no era de la zona, entonces la chica le volvió a explicar como llegar a ese kiosco, le explicó como llegar a otros kioscos, le explicó (varias veces) como usar la tarjeta ya que la señora alegaba no entender y repetía “esas cosas modernas no sirven para nada”. Y le hizo las mil y una preguntas. Estuvieron así hasta que llegó el colectivo, y al final remató:

Señora: Igual, yo casi no tomo este colectivo…

Agradecí a Jebus no haber sido yo la víctima de esa charla, y agradecí aún mas cuando, ya arriba del colectivo, la señora se le sentó al lado a la pobre chica y le siguió parloteando.

Querida Joven Señorita desconocida, seguramente te quisiste cortar las venas con tu tarjeta del 343 por meterte en una conversación ajena. Yo te entiendo, quisiste ser servicial con la pobre señora, y también conmigo cuando fuiste testigo de ese tenso momento en el que mi respuesta tardaba en salir. Así desde este humilde blog, YO, Citizen X, te agradezco enormemente que te hayas entrometido, porque si me hubiera pasado a mi la historia terminaba con una masacre.


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