der Osterhase (el Conejo de Pascuas)

El miércoles pasado iba camino al baño de la oficina, y una de mis compañeras me intercepta:

Marrrta: ¿Te enteraste? Mañana no trabajamos ¡Pero tenemos que recuperar las horas durante la semana que viene!

No conforme con esta versión del chisme, voy en busca de una fuente más fidedigna, la encarga de personal:

Citizen X:¿Mañana se trabaja?
Carola: ¡No me hagas acordar!
Citizen X: Pero… necesito saber
Carola: El jefe dispuso que mañana no trabaje nadie, y que la semana que viene todos tenemos que recuperar las horas
Citizen X: ¿Me estas jodiendo? No nos puede obligar a hacer eso, ó nos da el día ó no lo hace, punto.
Carola: Eso le dije yo, y enseguida se puso re loco, ya sabes, gritando que no quiere que vengamos a boludear, y quien no recupere las horas, se le descontará el presentismo.

Salí del trabajo hecho una furia. Traté de enfocar mis pensamientos en la idea de que iba en camino a pasar una noche de pizzas y brebajes con amigos; y no importaría a que hora, ó estado, volviera a mi casa, por que tenia 4 días para dormir hasta tarde, y comer chocolate… uuuuhmmm… chocolate…

Cuando bajé del colectivo ya era un zombie balbuseando “chocolateeee”. Me metí en una tienda que vomitaba envoltorios brillantes, madres desesperadas y niños que correteaban llevándose a todos por delante al grito “¡¿Me compras?! ¡¿Me compras?! ¡¿Me compraaaaas?!”

En una situación normal, ni en pedo me hubiese metido en un lugar así, pero quería… NECESITABA mi dosis de chocolate. Lo único que me hizo volver a la realidad fueron los precios exhibidos.
Solo elegí un huevo para mí [inserte chiste aquí], el cual planeaba comer en el camino.
Cuando me dirigía a la caja para pagar recordé que entre mis amigos, con quienes me juntaría en un rato, habría 2 señoritas. Agarré 2 huevos más, chiquitos [inserte chiste aquí]; que es fin de mes y ando medio pobre.
Mientras hacia la fila para pagar, la imagen de mi madre recriminándome no haberle comprado nada se filtró en mis pensamientos.
No quería dejar la fila, así que reflexioné: para mis amigas, los huevos van Ok [inserte chiste aquí]; pero ¿Para mi madre?... mire alrededor y elegí un conejo.

3 días después…
Esta mañana, tal como había predicho, mi madre me echó en cara no haberle regalado ningún chocolate:

Citizen X: ¡Ah, me había olvidado! Esta en mi morral, lo compré el miércoooo….. uuuuuppss!!!!!

Mi-Madre: JAJAJAJAJAJAJAJA!!!! ¡Sacrifiquémoslo pa’que no sufra!

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