Pedí un menú light porque tenía ganas de ver en lo que consistía. ¡La porquería que me trajeron no tiene nombre!!!!
El menú ligth era: Una milanesa de calabaza o berenjena con una ensalada.
La milanesa era literalmente una milanesa rebozada en pan y no una rodaja de calabaza de más o menos un centímetro de espesor cocinada al vapor. ¡NO! Me encontré con una milanesa de calabaza cuadrada (¿?) (¿¡cómo mierda lo consiguieron, si esa verdura no tiene esa forma originalmente!?) con tres toneladas de pan rallado encima, medio quemada, cruda por dentro y a medio descongelar y chorreaba unos tres mil litros de aceite.
¡U N A S C O!
Todavía no he logrado sacarme el vomitivo sabor del aceite crudo de la boca.
¡Malditos hijos de una gran p***!!!
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